Xesus Perez Varela
MANTENER NUESTRA CULTURA CON ORGULLO
Galicia nunca podrá ser interpretada correctamente sin tomar en cuenta el fenómeno migratorio, algo afortunadamente ya superado, pero que marcó a muchísimas generaciones y que fue una tara humana durante un período que arranca de mediados del siglo XIX y que llega a la mitad del XX. Nuestra emigración tradicional a América, y también las posteriores corrientes de trabajadores gallegos a Europa, dejaron una profunda marca cultural, social, económica, y de todo tipo, en la sociedad del país gallego.
Desde que don Manuel Fraga Iribarne asumió la Presidencia de la Xunta, en 1990, los gallegos emigrantes vieron reconocidos sus derechos y las comunidades esparcidas por todo el mundo empezaron a vivir el día a día de la renovación cultural de esta nuestra tierra.
El presidente Fraga, cumpliendo el mandato de nuestro Estatuto, desarrolló, a lo largo de las dos anteriores legislaturas, una importantísima actividad exterior en beneficio de nuestros emigrados. Labor que continuará en los próximos cuatro años, en los que ya ha previsto viajar a varios países de América y de Europa para apoyar directamente y tratar de solucionar los problemas de nuestros paisanos que están lejos
Difícilmente ningún otro mandatario autonómico ha realizado un esfuerzo tan grande para acercarse a la realidad de sus ciudadanos del exterior. Por encima de cualquier condicionamiento, Manuel Fraga atiende a sus paisanos, porque entiende la galleguidad como la expresión máxima de la cultura y de los rasgos que identifican a nuestro pueblo emigrado, y esto no puede tener límites políticos ni fronteras ideológicas.
Cuando asumí mi responsabilidad al frente del Departamento de Cultura e Comunicación del Gobierno autónomo, pude recibir con mucho agrado, a los promotores da Fundación Galicia-América. En seguida comprendí la dimensión y el alcance que para a pervivencia de la cultura propia, en Buenos Aires y en toda la República Argentina, tenía su proyecto de un centro de enseñanza gallego-argentino.
Posteriormente realicé un viaje, en abril de 1996, que me llevó a reunirme con nuestros amigos del Centro Galicia de Buenos Aires para, en mi condición de presidente do Patronato da Fundación Galicia-América, cargo que es motivo de orgullo y satisfacción, ir sentando las bases fundamentales del futuro Colegio Santiago Apóstol.
Fuimos a Buenos Aires para tratar de corresponder un poco a lo mucho que los gallegos de la diáspora, haciendo regalo de generosidad y preocupación por la tierra natal, contribuyeron al levantamiento de la cultura, de la lengua y de los valores en los que se fundamenta la galleguidad, sobre todo en tiempos muy difíciles, en los que Buenos Aires fue la reserva y capital cultural de Galicia.
Allí encontramos una amplia y entusiasta respuesta, guardamos de ella un recuerdo imborrable. También pudimos comprobar que la idea de mantener vivo en el futuro el esfuerzo acumulado durante décadas, a base de sacrificio y de entrega desinteresada, pasaba por un proyecto unitario. Una nueva institución docente y cultural, un colegio que permitirá la recuperación e la supervivencia de nuestra personalidad diferenciada. Es decir, una renovación y un mayor impulso, con toda la oferta cultural de la Galicia de hoy puesta a disposición de las generaciones más jóvenes, de los nietos y de los biznietos de los viejos emigrantes.
Ahora, en el momento feliz e histórico de la inauguración del Colegio Santiago Apóstol con profunda emoción reitero mi compromiso de contribuir, a través de la Consellería de Cultura, Comunicación Social e Turismo, y como presidente de la Fundación Galicia-América, a que este proyecto sea un verdadero faro irradiador de cultura, una antorcha que ilusione a todos los que sientan sus raíces gallegas.
Deseo lo mejor para el equipo docente, responsable de nuestro colegio en la etapa inicial. Y les traslado mi felicitación y total reconocimiento a todos aquellos que, con tanto altruismo y dedicación, llevan una buena parte de su vida acariciando esta iniciativa.
A buen seguro que este colegio, que ahora abre sus puertas a medio centenar de chicos de preescolar y primer grado de enseñanza será, en un mañana próximo y prometedor, un ejemplo de los altos valores de un laborioso pueblo emigrante que, cuando empezó a caminar por el mundo, llevaba tras de si dos mil años de historia y de cultura.
XESÚS PÉREZ VÁRELA
Consejero de Cultura, Comunicación Social y Turismo de la Xunta de Galicia