Victor Manuel Vazquez Portomene
GALICIA EN BUENOS AIRES
La lengua y la cultura son los dones más preciados del hombre.
Ellas obran el milagro de unir indisolublemente a las generaciones pasadas, de quienes las recibimos, con las futuras, a las que tenemos el deber de transmitirlas como firmes señales de identidad de todo un pueblo.
Así lo comprendieron muchos gallegos de la Argentina o argentinos de Galicia, emigrados en las entrañables tierras del Plata, que quisieron que las nuevas generaciones de su estirpe, las que son y las que serán, sientan perennemente el vínculo de sus raíces comunes: la vieja Galicia, un país de mil verdes y mil ríos, anclado en el Finisterre europeo, con Lengua y Cultura propias.
Ese objetivo fue, como siempre, idea de unos pocos, que contagiaron a los demás. Recuerdo con vehemencia las largas charlas que en la lejana fecha de 1983 sostuve con Darío Lamazares, entonces Presidente del Centro Galicia de Buenos Aires, con Avelino García Melle, su fiel colaborador y con otros más. Siempre concluían expresando sus temores de que la ingente obra de la emigración gallega de la Argentina, cuya expresión más visible son nuestros Centros, perdiera sus verdaderas raíces, desvinculándose de Galicia, en manos de terceras y cuartas generaciones, nacidas en Argentina.
Fue entonces que aprendí a valorar a la emigración platense, que había escrito una larga historia de trabajos, sacrificios y añoranzas de perpetuar, en lo posible, el nombre de Galicia unido ya indisolublemente al de Argentina, porque a una y otra habían dado progreso y prestigio.
Yo no sé el momento en el que surgió la idea de construir un colegio que impartiese los Planes de enseñanza argentinos y transmitiera, a la par, la cultura de Galicia, su historia, su geografía y su identidad a las futuras generaciones. Solo sé que todos creímos en la idea, como el medio más eficaz para perpetuar las raíces de la emigración gallega y el nombre de la propia Galicia.
Hubo reuniones en mi despacho de Santiago, en 1985 y años posteriores, con García Melle y López Pin, a la sazón Presidente y Secretario del Centro Galicia y hubo una definitiva en 1990 en el que el propio García Melle, Darío Lamazares, Peleteiro, Andrade y Lozano me entregaron una amplia memoria y un verdadero proyecto de lo que habrá de ser el soñado Colegio “Santiago Apóstol” de Buenos Aires, destinado a ser el pionero de otros que deberían arbitrarse con los mismos propósitos.
Era ya D. Manuel Fraga Presidente de la Xunta de Galicia, y a él le planteamos nuestros objetivos. Los recibió y aprobó con la alta sensibilidad de un ilustre emigrante, que tuvo y tiene siempre en su mente y en su corazón a los hijos de esta tierra.
Desde entonces se desplegó secuencialmente toda la compleja actividad que el caso requería: seis Consellerías de la Xunta contribuimos a la financiación del Colegio y el correspondiente convenio firmado en Buenos Aires, públicamente en el Centro Galicia, con el Presidente García Melle. Yo tuve el honor de representar a la Xunta en tan solemne acto.
Recuerdo, con particular emoción, el acto de aprobación, por la Asamblea de Socios del Centro Galicia, de los Estatutos de la Fundación Galicia-América, cuyos órganos dirigentes habrían de tutelar y regir el Colegio “Santiago Apóstol”. Los habíamos elaborado minuciosa y laboriosamente para que constituyeran la verdadera garantía de que el Colegio sería destinado, a perpetuidad, a cumplir irrenunciablemente sus objetivos: servir a la educación de las futuras generaciones y servir a la par al nombre de Galicia y al recuerdo de la vieja emigración, a cuyo singular esfuerzo se debía.
Los Estatutos fueron aprobados por unanimidad en aquella multitudinaria Asamblea y cada intervención de los asistentes vino a incrementar la emotividad del acto y mi afecto por una emigración que secularmente constituyó el mejor embajador de Galicia en las inmensas y hermosas tierras del Plata.
Hoy el Colegio es una brillante realidad. Con ella se han culminado los sueños y anhelos de unas pocos pioneros, que contagiaron a todos. También lo míos.
VICTOR MANUEL VAZQUEZ PORTOMEÑE
Senador a las Cortes Españolas por Galicia