O milagre da Galeguidade

No hay cosa más grata para mí que encontrarme con gallegos emigrados en cualquier parte del mundo. La distancia de la tierra nativa une mucho más que cualquier otra razón. Nosotros sabemos mucho mejor que nadie lo que significa encontrarnos con nuestros familiares y paisanos que están en Buenos Aires, en Montevideo, en Caracas o en cualquier otro lugar de América. Es bien cierto que Galicia no termina donde acaba su territorio, sino que continúa mucho más allá, en cualquier latitud, allí donde se encuentran sus hijos.

Desde mucho antes de asimilar mi responsabilidad al frente del Gobierno de Galicia, traté de mantener siempre un compromiso firme con mis paisanos emigrados. Al otorgarme el pueblo gallego, el de dentro y el de fuera, su confianza mayoritaria impulsé al máximo un acercamiento y todo el apoyo posible hacia los que engrandecieron su tierra de nacimiento a base de trabajo y de abnegación, en unos tiempos muy duros y difíciles para Galicia y para España entera.

Los emigrantes nos entregaron todo sin pedir nunca nada a cambio. Ellos levantaron en toda América, también en Europa y por España adelante, unas instituciones verdaderamente ejemplares, que nos representan con honra y dignidad allí donde existe una comunidad de gallegos.

Un buen ejemplo de esto es el actual Centro Galicia de Buenos Aires, que después de encararse con la fusión de los cuatro centros provinciales en una sola y más fuerte institución, acometió el gran sueño de los antepasados, la construcción y puesta en marcha de un Colegio que lleva el nombre de nuestro santo patrón; “Santiago Apóstol”.

Todos tenemos una deuda impagable con los hombres y mujeres que viven lejos de la tierra donde dejaron sus seres más queridos, pero que a pesar de la distancia y de las muchas dificultades que encierra toda diáspora, emprendieron siempre grandes empresas en beneficio de los que quedaban en Galicia, algunas de ellas tan significativas como los propios símbolos de nuestra identidad. Todo se logró, y así sigue siendo, a base de mucho esfuerzo y de un inigualable espíritu de sacrificio.

Las obras de los emigrados fueron, todas en beneficio de la salud, de la educación, de la cultura… De aquello de lo que Galicia estaba verdaderamente necesitada. Ahora, cuando la emigración ya no es, por fortuna, una sangría para nuestro pueblo, surge esta meritoria iniciativa del Centro Galicia de Buenos Aires, posteriormente apoyada y gestionada por la Fundación Galicia-América, para hacer del Colegio argentino-gallego una tangible realidad.

Ante esta obra, ejemplo de la pervivencia de Galicia y de su cultura en la generosa y acogedora tierra argentina, en nuestra quinta provincia gallega que es Buenos Aires, a mi me honra más que nunca ser hijo de emigrantes, para seguirles abriendo cuantas puertas y posibilidades sean posibles a aquellos que desde lejos aman y sueñan con Galicia.

Se tiene hablado con acierto del gran milagro de la galleguidad en el mundo. Yo creo, que con la puesta en marcha de este Colegio ” Santiago Apóstol”, donde los hijos y nietos de nuestros emigrantes podrán acercarse a la lengua y a la cultura de sus padres y abuelos, estamos contribuyendo todos a ese gran milagro

A la vista de todos está otro gran logro de la Galicia emigrada. No inauguramos un edificio más, un centro educativo más o menos funcional y moderno, inauguramos un proyecto para la continuidad. Aseguramos con él la presencia de Galicia en las queridas tierras del Plata y subimos un escalón más hacia nuestra autoidentificación.

Todos sabemos que aún queda mucho por hacer. Por mi parte asumí un nuevo compromiso que cuenta con vuestro respaldo, en él pondré todo mi empeño, que no es otro que llevar a Galicia hasta el lugar que le corresponde. Cuento muy especialmente para esta nueva andadura con todos los gallegos, con los de dentro y con los hermanos de fuera.

Estamos en el buen camino, en el momento de darle cimera entre todos, tenemos la obligación de hacer una sola Galicia: la nueva Galicia del siglo XXI. Lo conseguiremos en la medida en que sepamos unirnos con orgullo y con grandeza para llevar a cabo obras que perduren; como ese Colegio ” Santiago Apóstol” en el que tantas ilusiones están depositadas.

 

MANUEL FRAGA IRIBARNE

 Presidente da Xunta de Galicia